“Se escucha cantar el gallo pero no se sabe por dónde”

En las ultimas décadas, hemos visto cómo se han intentado introducir al ecosistema económico del país varias ideas, enfoques y conceptos en busca de mejorar la competitividad de las empresas, en busca de una economía más sana y que beneficie a todos; sin embargo, en el proceso de integración a la realidad peruana, estas buenas prácticas han cambiado para menos y solo se ha quedado con el nombre pomposo para fines publicitarios. Veamos el caso de la Salud Ocupacional y qué es lo que está pasando ahora con la moda del momento: la Innovación.

A inicios de los años 90’s EsSalud , ese entonces Instituto Peruano de Seguridad Social (IPSS), creó el Centro de Prevención de Riesgos del Trabajo (CEPRIT). En cada región, su trabajo era asesorar e implementar en las empresas lo que ahora conocemos como Salud Ocupacional (SO). La oferta se daba como parte de los servicios del IPSS al empleador para el bien de sus trabajadores. La recepción de las empresas fue en absoluto rechazo y las pocas que accedían al servicio gratuito, no aceptaban el diagnostico inicial que se les daba y las mejoras de las condiciones laborales. Los directivos no entendían cómo una actividad como esta puede traer beneficios a la organización.

Recién a finales de la década del 2000’s se promulgó una ley donde las empresas estaban obligadas crear políticas y acciones en SO. Ley que partía en parte de la experiencia de las empresas minera, pero que no encajaba en la variedad de sectores productivos que existen. Como todo lo que es por ley, hasta el sol de hoy las empresas solo se encargan de cumplir la ley, que no es mas que un conjunto de papeles que no logran cumplir el objetivo de brindar salud al trabajador y por ende, mejorar su productividad.

Creo que habría sido provechoso para el tejido productivo si los directivos de ese entonces hubieran entendido que cuidar del trabajador, más allá de una ley, mejora el rendimiento del mismo. Ahora en los departamento de Recursos Humanos se habla mucho de “Marca Empleadora”, de “Satisfacción del cliente Interno”, como si esas acciones estuvieran en otro universo.

Separando el accionar de la SO en temas burocráticos y realizando acciones de bienestar laboral sin tener a la mano los profesionales en el tema de salud físico y emocional, esto claramente se vio en la pandemia cuando, en busca de darle real seguridad al trabajador, sin perder productividad, las empresas llegaron al punto de presionar a la SO par bajar lo estándares de seguridad y solo crear la sensación de seguridad a través del departamento de Recursos Humanos. Todo esto pasa porque hasta ahora, no se logra entender el fin, el objetivo y los beneficios de la SO;  por lo contrario, se ha normalizado el manejo burócrata y leguleyo de este servicio tanto los empresarios como los profesionales de la SO.

Esta historia es la misma que está pasando con los famosos departamentos de Responsabilidad Social y peor aún, con los departamentos de innovación en las empresas. Estas ideas no deben ser departamentos dentro de las empresas, deben ser parte del ADN de ellas como resultado final de una transformación cultural. Pero como le pasó a la Salud Ocupacional en los años 90’s, los directivos de ahora no ve o no quieren ver el panorama completo y los beneficios que trae. Vamos de camino a perder otra oportunidad de cambiar nuestra economía para bien, solo nos falta que hagamos una ley donde todas las empresas deben tener un departamento de innovación; y no lo duden, los “expertos” en innovación van a proliferar por doquier… ¡Sí, aún más!

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