Ante la incertidumbre sobre la evolución del COVID-19, la hoja de ruta para reactivar los negocios todavía es incierta, solo retumba en los medios la “gradualidad” pero ¿qué tanta gradualidad necesita un negocio? La respuesta no tiende hacia panoramas auspiciosos. Queda claro que el tiempo es un lujo que no se pueden tomar las empresas ligadas al mercado gastronómico o turístico, profesionales independientes, micro empresarios en general, etc. Entre algunos argumentos esbozados por las buenas prácticas empresariales para afrontar la pandemia y evitar elevar los contagios, se está tomando en cuenta priorizar la seguridad de las personas, lo cual es una exigencia para darle continuidad a la reactivación económica; sin embargo, queda pendiente entender como los clientes responderán a esté cambio forzado.

Algunos clientes serán de un perfil reservado como aquellos que buscan optimizar su flujo de dinero o quienes todavía tengan temor a un potencial contagio; más aún si tienen personas de alto riesgo en sus familias. Señalan estadísticas pasadas que, en la composición de las familias peruanas, aproximadamente cerca de un 18% corresponde encontrar personas entre 50 años a más, con lo cual estaríamos elevando la probabilidad de rechazo a tomar esta opción. La estrategia de comunicación deberá ser muy importante para atacar esta oportunidad para reactivar la economía de los negocios gastronómicos y darle al cliente no solo la tranquilidad del caso sino incrementar la experiencia tratando de humanizar la marca en esta época de distanciamiento social y sobre todo, garantizar un proceso impecable para cumplir con los parámetros de control establecidos y no atentar contra la salud de sus clientes.

MÁS ENTREVISTAS